Uso del lenguaje incluyente en la Educación Superior

 

Foto de Hannah Busing en Unsplash


A lo largo de una trayectoria como docente es común encontrarse en el aula de clases con una amplia variedad de identidades en la matrícula. Las categorías con las que se presenta esta diversidad suelen ser más complejas de lo que se piensa. Erróneamente los docentes cometemos el desliz de dividir mentalmente el salón de clases. Sin embargo, un aula no puede entenderse únicamente como  ‘el nicho de mujeres’ y ‘el nicho de hombres’, o ‘el nicho aplicado’ y ‘el nicho relajista’, como comúnmente se suele hacer. La reunión de un grupo de personas siempre traerá consigo una compleja diversidad originada por características personales. Estas puede ser utilizadas para enriquecer el proceso de aprendizaje en el contexto académico. Aunque no se debe ignorar por completo que la reunión de un grupo de personas también puede traer consigo impactos negativos en sus integrantes a causa de la exclusión o la segregación, los estereotipos, prejuicios y estigmas.


En la Educación Superior (ES), en todas sus modalidades, podemos reconocer que el factor de diversidad se incrementa en comparación con otros niveles educativos. En este nivel pueden convivir personas de diversa edad, nacionalidad, género, orientación sexual, raza, estatus económico, etc. Es decir, la diversidad se acentúa en las universidades, principalmente, porque se puede cursar o recursar en cualquier punto de la vida de una persona. Asimismo, debido a que la matrícula se suele conformar por personas mayores de edad quienes ya han configurado su identidad propia al no depender directamente de su núcleo familiar. Aunque la existencia de la diversidad en la ES es inevitable, esto no exenta a las universidades de presentar casos de discriminación.


La discriminación se puede entender como el incumplimiento de los derechos de igualdad de los individuos a través de tratos distintos que afecten negativamente a una persona. Dentro de una universidad, como un espacio altamente diverso, la discriminación se puede hacer presente en la administración escolar, pasando por la facultad y el estudiantado. Cuando no se capacita a los administrativos, a los docentes ni a los estudiantes para reconocer la discriminación es cuando se genera una cultura de discriminación en las universidades que produce impacto negativos en la vida de todos los constituyentes de una universidad. 


Los daños que puede ocasionar la discriminación pueden terminar afectando personalmente a las personas y a la institución educativa. Es por esto que se debe capacitar a los integrantes de una universidad a reconocer los efectos de una cultura de discriminación. Los efectos sociales, económicos y psicológicos que puede ocasionar la discriminación en el aula terminan afectando el proceso de aprendizaje-enseñanza. El clima de aprendizaje que no se base en un principio de igualdad puede generar descontento entre los estudiantes, los cuales pasan a convertirse en víctimas de un sistema que acentúa su vulnerabilidad y que genera rezago educativo, en comparación con sus pares menos vulnerables. Esto podría desencadenar una serie de problemas que evolucionarían durante su paso por la universidad. Esto sin mencionar la posible discriminación que encuentran al exterior de la universidad, agravando los problemas psicológicos, el rezago educativo, su productividad y sus oportunidades laborales. 


Existen una serie de acciones afirmativas que los docentes de la ES pueden incorporar en sus programas académicos. Una de ellas es el uso proactivo del lenguaje incluyente. A pesar de que el lenguaje incluyente ha generado un debate polémico en la sociedad mexicana, es una de las acciones afirmativas más fácil de aprender y que genera inclusión en el aula de clases de manera rápida. Sin duda alguna, el proceso educativo es un proceso comunicativo y es a través del lenguaje incluyente que se pueden combatir los efectos de la discriminación dentro de un aula de clases.


A continuación se presenta una tabla con ejemplos de cómo el lenguaje incluyente genera inclusión en un aula:


Ejemplos de lenguaje excluyente

Ejemplos de lenguaje incluyente

¡Buenos días a todos!

Los alumnos…

Los jóvenes…

Padres de familia…

Los maestros…

Los que quieran participar…

¡Buenos días a todos y todas!

Las y los estudiantes…

Las y los jóvenes…

Madres y padres de familia…

Maestras y maestros…

Quienes quieran participar…

Indígena

Minorías étnicas

Aborigen

Indios

Tribus

Rurales 

Agrícolas

Lo adecuado es llamar a la persona por el nombre de su comunidad (mazahua, nahua, mixes, etc.)

Las y los indígenas

Personas indígenas

Las comunidades indígenas

Los pueblos originarios de México

Los pueblos indígenas

Persona con capacidades diferentes/especiales

Invidente/tuerto

Sordomudo

Inválido/Minusválido

Retrasado/enfermo mental

Loquito/demente/trastornado

Persona con discapacidad física

Persona con discapacidad visual

Persona con discapacidad auditiva

Persona usuaria de silla de ruedas

Persona con discapacidad intelectual

Persona con discapacidad psicosocial


El lenguaje incluyente visibiliza la diversidad en las identidades de los estudiantes. Hace del aula una espacio de inclusión, lo cual genera un clima de aprendizaje propicio que puede traer consigo beneficios en las instituciones educativas que los aplican.

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