Carmilla es una novela breve escrita por Joseph Thomas Sheridan Le Fanu publicada en Las criaturas del espejo (1871) que narra la historia de una joven llamada Laura, quien recibe la visita de una vampiresa en varias etapas de su vida.
Carmilla, esta obra del siglo XIX, es narrada de una manera distintiva, interesante y digna de ser analizada. Le Fanu logra combinar elementos tradicionales de lo gótico y el folclor irlandés. (Sabriye, 2012) Lo más importante que tenemos presente en esta novela breve y ficcional es el testimonio de Laura, una mujer de 27 años que decide escribir la historia que ella vivió cuando era más joven. Laura narra su primer encuentro con una visitante nocturna llamada Carmilla cuando apenas era sólo una niña. Al cumplir los diecinueve, en una noche de luna llena, Carmilla y su madre llegan al castillo Hollis, donde viven, de manera aislada, Laura, su padre, su nana Perrodon y su institutriz Lafontaine. Se nos presentan los acontecimientos como si Laura fuera una sobreviviente de los intentos de Carmilla por dominarla y poseerla para poder alimentarse. Este estilo narrativo hace que la lectura se torne interesante. Laura habla desde una posición de víctima, víctima del acoso de una vampiresa. Laura recuerda con temor los acontecimientos que pudieron llevarla a su muerte y decide escribirlos en una memoria. Es por este recurso narrativo que nos permitimos analizar la novela breve de Le Fanu como literatura de testimonio ficcional.
Le Fanu nació en Dublín, Irlanda en el año de 1814. Abandonó sus estudios de Derecho para dedicarse a la literatura, la edición y el periodismo. En su obra se destacan Tío Silas (1864), La rosa y la llave (1871), La casa junto al cementerio (1863), La mano de Wylder (1864) y Vidas encantadas (1868). Su obra es de gran relevancia para el género de terror moderno. Gracias al realismo y verosimilitud en su obra logró revolucionar el género. Carmilla es su obra más celebrada. En esta obra se presenta una de las primeras vampiresas del género de terror moderno. Le Fanu se inspiró en el poema de Samuel Taylor Coleridge titulado “Cristabel” del año 1816 para construir el universo y los personajes de Carmilla (1817).
Con base en el artículo “Literatura y testimonio: un debate” (Peris, 2014) daremos cuenta de cómo utiliza Le Fanu elementos de la literatura testimonial para crear una ficción de terror vampiresca. En el artículo se nos advierte que existen tres líneas básicas a las que se asocia la literatura testimonial: la representación de un proceso violento (de circunstancias políticas o no) el cual será denunciado para construir memoria; en segundo lugar, se narra con una voz subjetiva que garantizará la veracidad de lo ocurrido; por último, esta narración ofrece una versión nueva, diferente a las ya establecidas. (Peris: 2014, p. 10-11) Estas características se encuentran en la novela de Le Fanu: el proceso violento por el que Carmilla hace pasar a Laura y que ella denunciará años más tarde, además, se cumple el uso de voz subjetiva ya que la narración proviene de Laura, quien es narrador-personaje homodiegético y por ello, su voz es subjetiva.
Es debido cuestionarse si las ideas de Peris sobre literatura testimonial no ficcional puede encajar en la ficcional. Para esto, Peris escribe:
[…] la cultura contemporánea, cada vez más líquida en sus categorías y paradigmas, ha valorado muy positivamente la hibridación formal, moral y discursiva que se ha ido produciendo, en los últimos años, entre las escrituras testimoniales y las ficcionales. Ya no es una novedad que novelas ficcionales incorporen herramientas, registros y dispositivos de representación propios de las escrituras testimoniales, pero tampoco que los testimonios hagan suyas técnicas narrativas, estrategias de focalización y de composición desarrolladas en la tradición novelesca. (Peris: 2014, p. 17)
Ahora bien, ¿cuáles son algunas huellas de literatura testimonial que podemos encontrar en la novela de Le Fanu? Podríamos decir que estas huellas no son abundantes en la novela, ya que el autor se concentra más en la narración de los hechos a partir de la llegada de Carmilla al castillo Hollis. Estas huellas de literatura testimonial, entonces, están colocadas en la narración a manera de marco extradiegético, es decir, recuerdan a los lectores el presente en el que están siendo escritas las memorias de Laura. Unas de las primeras líneas que introducen este marco son: “[…] en el momento en el que sucedieron los hechos que voy a narrar tenía tan sólo diecinueve años. Han pasado, desde entonces, ocho años.” (Le Fanu: 2009, p. 10) y “El primer acontecimiento de mi existencia que me produjo una tremenda impresión, y que aun ahora sigue grabado en mi mente, es, al mismo tiempo, uno de los primeros sucesos de mi vida que puedo recordar” refiriéndose Laura al primer encuentro con Carmilla. (Le Fanu: 2009, p.11) La oraciones exactas “han pasado, desde entonces ocho años.” y “que aun ahora sigue grabado en mi mente” hacen referencia a un presente en el que se ha escrito la historia, y no se abre la novela con estas aclaraciones sino hasta más avanzada la narración, para no suspender la narración central de la novela.
Para complementar el elemento que refiere a la voz subjetiva de los personajes propios de la literatura testimonial, Peris agrega que además de que se presenta un hecho histórico, también se presenta el “yo” autoral en su vivencia personal frente al acontecimiento traumático. De esta manera se suele asociar el género testimonial con las autobiografías, las memorias y los diarios no ficcionales. (2014, p. 13) En la siguiente cita de la novela de Carmilla: “He olvidado todos mis recuerdos anteriores a este acontecimiento, y muchos de los posteriores, pero la escena que acabo de describir permanece intensamente vivida en mi mente como los cuadros de una fantasmagoría surgiendo de la oscuridad.” (2009, p.13) encontramos la confesión personal de Laura en la que escribe como ha olvidado parte de su infancia antes y después de su primer encuentro con Carmilla pero que ese evento traumático no lo olvida. Sin lugar a dudas, Laura esta escribiendo una memoria personal para que el mundo conozca su vivencia. El “yo” autoral pertenece a Laura, personaje complejo frente a hechos fantásticos que sólo podrá escribir desde su perspectiva la sucesión de los hechos relacionados con los poderes de Carmilla y sus sentimientos. Laura no sólo describe los hechos sino que nos dirige sensorialmente hacia cómo ella los vivía, recurso que encaja perfectamente en los relatos de terror, al permitir a los lectores experimentar hechos atroces desde la mente y sentidos de una joven que no puede defenderse y que debe luchar contra las fuerzas de la vampiresa.
Le Fanu continúa explorando los sentimientos de una Laura madura que recuerda y redacta y sufre de nuevo todo lo sucedido: “Escribo todo esto, como supondrá, con todas las cautelas. Sin embargo, no puedo recordarlo sin sentirme desasosegada. Ninguna otra razón, salvo su ferviente deseo, tantas veces expresado, podría haberme impulsado a sentarme a escribir sobre un asunto que ha destrozado mis nervios, puede que para siempre, y volver a proyectar la sombra del indescriptible horror que, años después de mi liberación, continúa haciendo espantosos mis días y mis noches, y terrorífica la insoportable soledad.” (2009, p.117) Este sentimiento de sentirse violentada, también pertenece a un discurso registrado en la literatura testimonial de acuerdo con Peris: “la vinculación entre lo testimonial y un sujeto real extratextual […] permite abordar, de un modo quizás vedado a otros registros discursivos, la conflictiva relación entre el sujeto y la experiencia traumática e incluso, en algunos casos, con un cuerpo sometido a violencia extrema” (2014, p. 13) Carmilla pareciera ser un personaje con una imagen inofensiva, pero realmente tiene habilidades, ideas, sentimientos que hacen que Laura se encuentre en un estado mental que la fuerce a madurar y a tener otra visión del mundo a su temprana edad, haciendo que la Laura de veintisiete años padezca de traumas y de “nervios destrozados”. Escribir, aunque sea de manera cautelosa, es exhausto para Laura, pero su testimonio en su memoria debe girar en torno a esa violencia porque eso es parte inherente de cualquier testimonio de sobrevivencia. En otras palabras, la violencia desata en un personaje un discurso violento, propio de la literatura testimonial.
Como ya mencionamos, Laura es una víctima. Ha sufrido la manipulación de una vampiresa hermosa, poderosa e inteligente que buscaba asesinarla para poder extender su propia vida y con ello continuar su ola de terror y muerte. La victimización es propia del discurso testimonial: “el sujeto que narra la experiencia desempeña un rol más de víctima que de actor principal.” (Peris: 2014, p. 13) Entonces, empezamos a reconocer más la identidad de Laura, a través sus recuerdos terroríficos, sus emociones y su vulnerabilidad ligada a su juventud, pero además su inteligencia, su empatía y, en el presente, la visión retrospectiva de su vida. Peris advierte que durante el proceso violento que sufre la víctima, su identidad es quebrantada. El atacante intenta hacer de la víctima una subjetividad dócil y subordinada. Las víctimas intentaran representar sus experiencias personales y reconstruirlas con su escritura. (2014, p. 13) Sin embargo, esta tarea de reconstrucción no siempre resulta sencilla y tranquila. En la escritura de las víctimas se encuentran rastros de una comunicación dificultosa. Sus experiencias y sentimientos, de acuerdo con Peris, son a veces impronunciables e irrepresentables. A continuación presentamos una cita del personaje Laura en la que admite lo complicado que es narrar los hechos de su juventud: “Éste ha sido mi vano intento de contarles el horror que sentí, y que todavía siento al recordar aquella noche.” (2009, p. 57) Laura siente que su testimonio no es suficiente para expresar lo sucedido. Su intento ha sido vano ya que no es posible representar los hechos violentos sin que se paralice al revivir. Le Fanu imita este sentimiento extratextual y lo hace presente en Laura.
Cabe mencionar, antes de que se cambie de tema, que un elemento propio de la literatura testimonial, sea ficción o no, es la credibilidad de la víctima. Peris argumenta que por estar presente una relación entre el lector y el sujeto narrador se inicia una responsabilidad de representar de manera honesta y veraz los hechos. Le Fanu ofrece esta característica temprano en su novela: “Ya he mencionado que se trata de un lugar muy solitario. Juzguen ustedes mismos si digo la verdad.” (2009: p.10) y en “Quiero contarles algo tal vez demasiado extraño y que requiere de toda su fe en mí para que puedan creer mi historia.” (2009: p.15) esto a través de Laura.
Para finalizar, de acuerdo con Peris, existe un último elemento que caracteriza al testimonio: la vinculación a las comunidades subalternas:
Se ha llegado a escribir que la literatura testimonial podría ser a las clases subalternas de la segunda mitad del XX lo que la novela fue a la burguesía europea del XIX: un canal privilegiado para expresar su visión ideológica del mundo, sus valores morales y generar un quiebre en la ideología hegemónica. (2014, p.15)
Esta cita de Peris no sólo relaciona el siglo XIX con el siglo XX, lo cual estamos haciendo en este ensayo, sino que nos presenta otra línea de la literatura testimonial. Ahora bien, ¿cuál sería la comunidad subalterna que Le Fanu representa en Carmilla? No debe parecernos extraño que un hombre del siglo XIX escriba desde la perspectiva de una joven que se enamora de otra joven más dominante ya que Le Fanu trata de exponer la evolución de los roles de la mujer en la sociedad victoriana del siglo en que se publica la novela. Le Fanu hace que las políticas sexuales del periodo victoriano sean cuestionadas. Le Fanu rechaza la idea de que la mujer pertenece únicamente a lo doméstico. Laura representa a la mujer que se queda en su hogar, pero con Carmilla, Le Fanu representa otro tipo de mujer, una mujer que disfruta de su sexualidad y de su seducción, cosa que, sin duda, es contraria a la idea de mujer perfecta que se tenía en el siglo XIX. (Sabriye, 2012)
Conclusiones
No parece correcto hacer presunción de que Le Fanu haya inventado el recurso del testimonio no ficcional para generar terror en sus lectores. Me parece más acertado afirmar que la literatura de terror ficcional que utiliza este recurso narrativo esta fuertemente ligada a la literatura testimonial no ficcional que surge en el siglo XX después de los horrores del Holocausto en Europa o las dictaduras de España o Chile. ¿No acaso la violencia de las historias de terror son un reflejo de los horrores de nuestra realidad y es en la literatura dónde encontramos un espacio para que las víctimas den a conocer esa violencia ya sea para entretener, dar a conocer una ideología o simplemente para dar voz a las víctimas? Sean ficciones o no, todo cabe en la literatura por su carácter humanista.
Bibliografía
Sheridan, J. (2009) Carmilla: Una novela de vampiros. Madrid: Editorial Eneida.
Peris, J. (2014) Literatura y testimonio: un debate. Revista Puentes. Universidad de Valencia. Recuperado de: http://www.academia.edu/14264509/Literatura_y_testimonio_un_debate
Sabriye, S. (2012) Sheridan Le Fanu’s “Carmilla”: A Different Vampire Story. Mediterranean Journal of Humanities. Recuperado de: http://proje.akdeniz.edu.tr/mcri/mjh/2-2/MJH-10-Sezer_Sabriye_Ikiz-Sheridan_Le_Fanus_Carmilla_A_Different_Vampire_Story.pdf
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