“Es una novela, no es un libro de historia. Una novela que esta apoyada en investigaciones, pero todas esas investigaciones yo las pasé por un filtro de la imaginación y la invención.” Estas son la palabras de Montoya, en una meticulosa presentación de su libro Tríptico de la infamia (2014), con las cuales él dirige a sus lectores hacia la compresión de su obra. Cabe preguntarnos dónde radican esos límites: hasta que punto es novela y hasta que punto es pura investigación histórica, y, más importante, cuál es la función y el efecto que provoca este encuentro de límites.
La novela esta ambientada en las guerras de religión europeas del siglo XVI, iniciadas por las reformas de Martin Lutero, haciendo que el cristianismo se segmentara en catolicismo y protestantismo. Este fenómeno genera en Francia, una nación pricipalmente católica, una intolerancia por los hugonotes, personas protestantes que siguen la doctrina de Juan Calvino. Esta intolerancia hace que Catarina de Medici genere la masacre de San Bartolomé. Asimismo, durante este periodo histórico, los hugonotes hacen exploraciones en La Florida. Generando nuevos documentos sobre los acontecimientos en América que generarían un impacto en la visión europea del mundo.
En mi opinión, Pablo Montoya, un escritor de origen Colombiano que ha vivido en Francia gran parte de su vida, ha buscado en el pasado relaciones que conecten ambas naciones, ambos continentes, para explorar y aportar a la recreación y revisión de la Historia, como tendencia literaria contemporánea. En esta novela observamos el entrecruzamiento de la historia europea y la americana, para denunciar la violencia, no sólo de América, sino de Europa, llegando a un nivel ontológico que abarca toda la humanidad en el tiempo, incluyendo al presente.
El filtro de la imaginación que ha utilizado Montoya, hace que su obra se separe de las concepciones de la novela histórica del siglo XIX y parte del siglo XX. La perspectiva, es una de las principales diferencias. La novela no es narrada por los triunfadores, los derrotados, los frailes, las autoridades, etc. Esta es una novela narrada por artistas pictóricos. En todo caso es una novela narrada por “los afectados” o “los sensibles”. La imaginación que se aplica sobre estos personajes históricos reales permite una revisión histórica que ofrece a los lectores nuevas experiencias y nuevos sentimientos sobre la historia de América y de Francia.
La écfrasis es el recurso en que se hace posible esta revisión y uso de la imaginación. La unión de pintura (o fotografía) y literatura es una herramienta que Montoya ha utilizado en su obra. En Tríptico de la infamia, las pinturas que Montoya quiere que observemos no son incluídas en la novela. No obtenemos inmediatamente, en el proceso de lectura, las imágenes. Nos llegan a través de un filtro ecfrástico. Montoya dirige la mirada de los lectores por las pinturas a través de la palabra. Este es el ejercicio de imaginación del que carece la novela histórica, porque Montoya ya no sólo quiere mostrar, sino que desea explotar todas las oportunidades de denuncia que ofrecen los cuadros. Montoya le da voz a los cuadros, a los pintores, a los artistas, quienes intentan encontrar la manera para denunciar la violencia.
Es así que la imaginación o la ficción llega a través de un proceso de revisión (y denuncia) de la Historia, utilizando el recurso de la écfrasis para dirigir la mirada de los lectores sobre los archivos pictóricos del pasado, a los cuales, finalmente, se les otorga una voz en la literatura de Montoya. La Historia en la novela de Montoya es una base o excusa para resaltar un entrelazado de conexiones personales (los tres pintores) y coletivas transcontinentales (las naciones europeas y pueblos indígenas) que resultan violentas por la “naturaleza” del humano –aunque esta misma naturaleza sea cuestionada con los preceptos utilizados del “buen salvaje”, en tanto que la civilización real no es tan civilizada como los indígenas–. Estas conexiones son observadas y recreadas desde un presente, y de estas se desprenden ficciones que nos permiten comprender la Historia. En este caso, es como un uróboro o paradoja de la serpiente: la historia inspira ficciones, pero la ficción sostiene a la historia.
Si te interesa conocer más sobre esta novela, checa el video que subí a mi canal de Youtube:
https://www.youtube.com/watch?v=8J_njiY7Gcs
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