“En el bosque” de Ryūnosuke Akutagawa (Comentario)

Photo by Sebastian Unrau on Unsplash



Ryūnosuke Akutagawa fue un escritor nacido en Tokyo en el año 1892. Su obra consiste en más de cien cuentos, ensayos críticos, crónicas de viajes y diarios personales. De acuerdo con Tamaro (2004), Akutagawa “en su último año de universidad publicó su cuento más célebre, “Rashomon” (1915). Se doctoró en 1916 con una tesis sobre W. Morris, tras estudiar a fondo las literaturas inglesa, alemana, francesa y rusa.”  El autor se suicidó en 1927, ya que al igual que su madre, sufría constantes colapsos nerviosos. Dos de sus cuentos más célebres, “Rashomon” y “En el bosque” (1922), fueron adaptados a una versión cinematográfica por el director Akira Kurosawa. El resultado es la aclamada película Rashomon que se estrenó en 1950.


“En el bosque” es un relato breve que narra, en la forma de un interrogatorio policiaco, el asesinato de un hombre y el ultrajo de su esposa por parte de un bandido. Cada personaje logra dar su versión de los hechos. Se interroga a un leñador, quien descubre el cadáver de Takehito; a un monje budista, quien vio a la pareja cuando aún estaba la víctima con vida; un soplón que acusa a Tajomaru, un bandido que acosa y asesina mujeres; se incluye a la madre de la mujer y, finalmente, se obtiene la versión de los hechos por parte de la mujer, del bandido Tajomaru y de Takehito, a través del cuerpo de una bruja. Resulta interesante este aspecto del cuento ya que le brinda un tono fantástico.

Ahora bien, para conocer quién es el verdadero asesino de Takehito, Tajomaru confiesa haber asesinado al hombre después de que la esposa le dice que prefiere que uno de los dos muera. Mientras ellos pelean, ella logra escapar. Sin embargo, de acuerdo con ella, el asesino de su esposo resulta ser ella misma, después de que no soporta la cruel mirada de su esposo. Finalmente, el espíritu de Takehito afirma que fue un suicidio, ya que su mujer le pide al bandido que lo mate a él.  El cuento queda abierto, sin solución. Cualquiera podría estar diciendo la verdad –no la verdad absoluta, sino subjetiva– o estar mintiendo. Aunque, ¿por qué mentir para declararse culpable? Resulta contraproducente, ya que ninguno quiere deslindarse de ser el asesino, sino afirmarse como tal. La respuesta puede encontrarse en la visión japonesa de lo que representa el honor.

Para entender el concepto de honor japonés podemos recurrir al concepto de bushido. De acuerdo con el libro Bushido: The soul of Japan publicado en 1900 por Inazo Nitobe, el bushido es el código moral de los samurais, quienes debían aprenderlo y aplicarlo –similar al código de los caballeros europeos o amor cortés–. El bushido tiene sus fundamentos en el Budismo, Confucionismo y Sintoísmo. Las siete virtudes principales según este código moral son la rectitud, el coraje, la benevolencia, la amabilidad, la honestidad, la lealtad y el honor. El honor o meiyo es la búsqueda de aquello que es bueno. Esta virtud tiene gran influencia sobre la sociedad japonesa actual. El suicidio del samurai, en lo que respecta a la conservación de su honor, era aceptado. A esta forma de suicidio honroso se le llama harakiri o seppuku. El primero consiste en clavarse el vientre con una espada o daga  (Nitobe como citado en Nishigori, Harrison, et al., 2014). Aquí conviene recuperar el aporte del director Kurosawa al adaptar este cuento. La película es fiel al relato literario, exceptuando la versión que ofrece el leñador que descubre el cuerpo. En esta nueva versión del asesinato se indica que no existe el honor que se atribuye cada uno de los personajes del cuento. Esto se observa en la manera en que los dos desechan a la mujer, llamándola débil y abandonándola en el bosque porque al haber sido ultrajada no vale nada para su marido ni para el bandido. Ella finge sufrir por esto, se levanta y comienza a burlarse de ellos. Les informa que ella tampoco espera mucho de ellos ya que son cobardes por no pelear entre ellos. A continuación, se lleva a cabo una pelea no tan honrosa como las versiones de los personajes, sino una pelea ridícula y risible en la que muere Takehito. Y Tajomaru termina persiguiendo a la mujer, quien corre torpemente por el bosque al igual que el bandido. De acuerdo con la película, se puede decir que el honor humano siempre será cuestionable.

Para concluir,  me gustaría responder quién es el asesino al ligar la intención literaria de Akutagawa (de resaltar la subjetividad de sus personajes) con el “Todo puede ser” de Miguel de Cervantes. En la Literatura, ¿quién dice la verdad? ¿Cuándo podemos confiar en el narrador-personaje (homodiegético)? Realmente no sabemos si Don Quijote vio lo que él afirma que sucedió en la Cueva de Montesinos. Asimismo, desconocemos la veracidad de las confesiones de los personajes en el cuento de Akutagawa. No podemos saber cómo sucedieron los hechos, todo puede ser. El recurso narrativo de usar la subjetividad de los personajes problematiza la mirada y la confianza que deposita el receptor, ya sea de una película, un cuento o incluso una pintura, sobre la obra y cumple una función muy importante en el género policiaco ya que despierta el interés por resolver y analizar aquello que quizá nunca tenga una solución y nos deja como los personajes de Rashomon de Kurosawa, sin comprender lo acontecido y repasándolo en nuestras cabezas una y otra vez.

Bibliografía
Tamaro, E. (2004). “Ryunosuke Akutagawa”, de Biografías y vidas. Recuperado el 05-10-18 en: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/a/akutagawa.htm
Nishigori, Harrison, et al. (2014) “Bushido and Medical Professionalism in Japan”, de US National Library of Medicine. Recuperado el 05-10-18 en: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4342315/

5 comentarios: