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Caminar impide rumiar interrogaciones sin respuesta, mientras que en la cama se cavila sobre lo insoluble hasta el vértigo.
Emil Cioran, En las cimas de la desesperación
Narrar y ensayar son actos creativos distintos, pero es en la combinación de éstos que encontramos obras como El clan de los insomnes de Vivian Abenshushan, donde se ensayan concepciones sociales y literarias en el género fantástico. La autora mexicana es ensayista, para ella, el género didáctico es una forma de vivir a partir de la creación y cuestionarse lo preexistente. El libro antecede temáticamente sus Escritos para desocupados (2013) donde, excluyendo la metáfora del insomnio y lo fantástico, se discuten ideales semejantes. Los seis cuentos que forman El clan derivan de otras obras literarias, por lo cual no logran trascender en un sentido literario.
Los relatos están bien construidos con base en temas de índole social y filosófica, cumplen con lo necesario para ser ensayados, pero cuando es agregado el género fantástico las estructuras colapsan. Abenshushan no logra sobreponer ambos géneros más allá de lo cliché, no obstante, está presente una lectura fructuosa detrás del fallido fantástico de su literatura derivada por lo que se deben repasar las acciones patéticas, pero simbólicas, de los personajes sin permitirnos la extirpación de lo fantástico ya que encubre la crítica social del México contemporáneo enfermizo, lo cual se analizará a partir de Introducción a la literatura fantástica del teórico búlgaro, Tzvetan Todorov.
La autora renunció a su trabajo en una revista a los 32 años y fundó su editorial independiente, “Tumbona Ediciones”, bajo el lema: “El derecho universal a la pereza”. Sus ensayos en Escritos para desocupados nos muestran a la autora que cree en un mundo de vigilia artística y del desarrollo de la conciencia intelectual. Nacida en 1972, Vivian pertenece a la generación de los autores que comienzan a publicar a inicios del segundo milenio. En sus ensayos comenta:
“Con demasiada frecuencia escuché esas dos perlas del idioma que definen la ideología de mi generación: “posicionamiento” y “aspiracional”, respondiendo a intereses que no sólo no eran los míos, sino que contradecían violentamente mi idea —una idea acaso demasiado romántica— de la literatura.” (Abenshushan, 2013: 16-17)
La autora leyó a Cioran, a Carver, a André Gide, y sigue espiritualmente a Duchamp y al dadaísmo, pero su maestro del ensayo es Montaigne. Abenshushan reflexiona a través de los insomnes en sus cuentos (su padre sufría de insomnio) proponiendo un anti-estilo de vida que rebase el capitalismo y a la urbe enferma con su característica “somnolencia” televisiva.
La propuesta ensayística del libro es agitadora en el sentido de que reniega de lo ordinario y se encuentra justificada por el insomnio, metáfora que corresponde a la idealización de la privación del sueño por el escritor Emil Cioran en su Breviario de pobredumbre, donde el insomne se encuentra condenado y bendecido a ver más allá de las convenciones de la realidad, lo cual lo convierte espiritualmente superior a los otros, gente ordinaria y conformista. Todorov advierte: “si la metáfora es continua, ininterrumpida, revela la intención cierta de hablar también de algo más que del objeto primero del enunciado. […] indica el medio por el cual es posible identificar la alegoría.” (1994: 54) La cama es el terreno ensayístico de Abenshushan donde se manifiesta la alegoría principal:
“[…] como nuestro padre, adorábamos la cama. […] Porque no hay espacio más amplio ni lugar en el que un individuo sea más libre que su propia cama. Desde ahí puede observar sus dominios mentales […] Creo que mis mejores ideas (casi diría, las únicas) las he concebido ahí, en la cama.” (Abenshushan, 2013: 50-51)
Precisamente en la portada de la edición de Tusquets, vemos a los seis insomnes de los cuentos cargando su cama como si fuera una cruz. “La cama” es un leitmotiv en los seis cuentos y es el elemento clave que nos transcribe las verdaderas creencias anarquistas en la autora.
En el primer cuento, “Homenaje al Doktor Zorasky”, relatado como una conferencia, se nos introduce a la “Liga contra el Ciclo Circadiano”, la cual consiste en un grupo de personas que por motivos variados no logran dormir noche tras noche. Fue fundada por el personaje Viktor Zorasky y heredada al psicoanalista Gregorio Bérgamo, quien dará a conocer el verdadero motivo del suicidio de Zorasky. En este primer cuento se presenta la propuesta estética y el factor común entre los seis cuentos ya que el doctor incita a los insomnes a escribir cuentos fantásticos. Primero se lee: “Yo sólo espero que al salir de aquí (de la conferencia) ustedes hayan comprendido que […] Zorasky legó a la posteridad […] una forma sencilla y gratuita de sobrellevar la vida.” (Abenshushan, 2014: 14-15)
Existen pues, a través de la lectura, varias anotaciones que señalan no sólo modos de lidiar con la mortal lucidez del insomne, sino también con la creación del cuento fantástico. Nos dice el personaje Bérgamo: “Ahora mismo me vienen a la memoria muchas de esas historias nacidas de la fantasía desbocada del doktor, historias llenas de seres impropios, nulos y absurdos.” (Ibídem: 16), “No niego que las historias […] parezcan más bien bobas, carentes de estilo y hasta incoherentes.” (Ibídem: 17) y “que toda historia se desvanece en cuanto se expone es un hecho evidente y, así, es preferible preservar su sentido, cebándolo con discreción.” (Ibídem: 41). Asimismo, Abenshushan debate la verosimilitud presente en los cuentos: “Aunque provinieran de hechos reales, debían dar la impresión de que ni siquiera los protagonistas podrían suscribir totalmente su veracidad” (Ibídem: 28), pero “aunque los hechos relatados fueran imaginarios, debían parecer reales.” (Ibídem: 29). Así, el insomne escribe relatos fantásticos con base en estas normas y es en estas que encontramos una voluntad por otro estilo de vida, diferente del establecido en la sociedad común. Se hace alusión al mensaje social en lo fantástico ofreciendo una regeneración del cuento con la formulación del ensayo.
Como ya se mencionó, todo lo fantástico en El clan mantiene relaciones hipertextuales con otras obras, este cuento con respecto a todo el libro, mantiene un relación con Las mil y una noches: “Cuya primera y gloriosa representante (del desvelo inducido) era Scherezada: “Como ella yo también pergeño historias durante la noche para mantener a raya a mi asesino más íntimo.” (Ibídem: 18) A pesar de que se nos refiere al insomnio constantemente, el anti-estilo de vida representa no sólo los ideales de la autora, sino también, en los siguientes cinco relatos, una crítica a todos los sistemas establecidos con los cuales las personas lúcidas no pueden continuar su vida ya que “todo insomne es un suicida en potencia” (Ibídem: 42), es decir, todo insomne escribe contra su “asesino más íntimo”. Así, las nuevas manías y hábitos deben predominar en las vidas de los personajes ya que si renuncian puede desatarse su fin. Estas nuevas ocurrencias son encontradas en la fantasía. Sin embargo, Todorov separa al género fantástico de esta práctica alegórica: “Si lo que leemos describe un elemento sobrenatural y, sin embargo, es necesario tomar las palabras […] en otro sentido que no remite a nada sobrenatural, ya no hay cabida para lo fantástico.” (1994: 55) Entonces, esa lucidez que ofrece la noche y que abre las puertas a los sucesos recurrentes en el género fantástico, sujetos a la realidad sintomática que padecen los enfermos de insomnio, no permite que los sucesos fantásticos de los siguientes cuentos resalte, ya que los motivos por los cuales no pueden ser ellos mismos, libres de las ataduras de una civilización sumisa y no pensante hacen que lo fantástico se pierda.
El segundo cuento, mantiene una relación con la novela Hambre del escritor noruego Knut Hamsun, desde el título, “Kuboa”, hasta el discurso, en el cual un escritor con una crisis artística decide viajar a la ciudadela de las artes llamada Kuboa. El narrador en primera persona, de quien no conocemos su nombre, sólo que padece insomnio, llega a Kuboa, donde practican el método de “la pelota de caucho y el golpe de la inspiración” para que, entre la vigilia y el sueño los escritores puedan tener una fluidez creativa que, sin embargo, no funciona para el enfermo protagonista. Formado en contra de la pared, el autor debe sostener la pelota hasta que se duerma y el sonido del gaucho contra el piso lo despierte. Es en las creencias de la ciudadela que encontramos rastros de un ascetismo aplicado al arte. Los monjes principales aclaran: “¡Hay que descargar dos mil años de cultura! […] La indigestión del arte sólo se purgará con el ayuno del arte. […] ¿Cómo no sentir terror ante el lienzo por pintar o la hoja en blanco sobre la mesa? Se ha dicho todo, se ha dicho demasiado.” (Abenshushan, 2014: 50) Acompañando ese estilo de vida, a los artistas los despojan de sus pertenencias y le enseñan la “biblioteca” la cual sólo está formada por hileras de estantes vacíos. Abenshushan nos plantea una crítica a las generaciones de artistas mexicanos cuya necesidad en la sociedad es cada vez más subestimada, nos está arrojando una forma de creación literaria derivada en la cual se pueden crear nuevos textos a partir de otros ya escritos. Bien, El clan de los insomnes es un hipotexto de Las mil y una noches, el cuento Kuboa lo es de Hambre de Hamsun. Asimismo, esta derivación se presenta en Escritos para desocupados en el que la autora se opone a la “tiranía del copyright”.
Esta sería la propuesta “anti-creativa” que la autora nos sugiere. En el libro de Todorov se explica: “Sólo reconocemos a un texto el derecho de figurar en la historia de la literatura en la medida en que modifique la idea que teníamos hasta ese momento de una u otra actividad.” (1994: 9). No crear una idea nueva, sino mejorar y expandir una ya existente porque la imagen de un escritor con síndrome de la página en blanco, que sucede por la demanda de originalidad, es la misma que la de una biblioteca vacía. ¿No acaso todos los libros del mundo existen para inspirarnos a escribir o, en el caso de Abenshushan, a ensayar? En Los mejores ensayos mexicanos de Antonio Saborit se encuentra el ensayo “Contra el ensayista sin estilo” de Abenshushan y ella nos dice: “Y es una lástima, porque no hay mejor tónico para el espíritu del ensayo que una época tan desquiciada, ruin y absurda como la que nos ha tocado en suerte vivir.” (Saborit, 2005: 284)
“Ningún rapto es pasajero” es el tercer cuento en El clan. Narrado también en primera persona, discute la otredad entre dos inquilinos de un departamento. Con la palabra “rapto” se refiere a los lapsus de conciencia que posee uno de los personajes llamado Salgado. El otro personaje, al llegar a aquél departamento, siente la obligación de proteger a Salgado de que en sus raptos de sonambulismo no se cause algún daño. Finalmente, se revela que ambos son la misma persona. Cabe mencionar que el insomnio y la bipolaridad van de la mano, ahora bien, ¿por qué el tema de la otredad a través de la bipolaridad no sorprende al lector? Todorov lo atribuye al surgimiento del psicoanálisis: “reemplazó (y por ello mismo volvió inútil) la literatura fantástica. […] Los temas de la literatura fantástica coinciden, literalmente, con los de las investigaciones psicológicas de los últimos cincuenta años.” (Todorov, 1994: 127-128). Además, si bien en “Kuboa” se critica al proceso creativo impuesto en el mundo artístico contemporáneo, en “Ningún rapto es pasajero” se critica la falta de empleos para el escritor: “Ambos vivimos en el subempleo, la inestabilidad angustiante del free lance, y hay temporadas en las que ninguno de los dos logra cazar nada.” (Abenshushan, 2014: 72) El ocio productivo y el desempleo talentoso son temas recurrentes en sus ensayos y en su vida, ya que ella misma renunció a su empleo y promociona fuertemente este anti-estilo de vida.
“La esposa despierta” trata la relación entre un trapecista y una actriz, quienes al mantener relaciones siempre pretenden cometer un asesinato entre ellos, hasta que, años más tarde, cuando se agotan las ideas de cómo “matarse”, ella comienza a matarlo en sus sueños, creándose así, su insomnio: “Además, en la cama uno se ríe de cualquier cosa. Hasta de la muerte.” (Abenshushan, 2014: 86) Lo fantástico, sugerido por el doctor Zorasky en el primer cuento, aparece en cuanto el trapecista desaparece bajo las sábanas y es remplazado por un maniquí. Aquí también se nota explícitamente la mano ensayista de Abenshushan con respecto al tema del amor: “Como ocurre entre ciertas especies animales, la violencia de nuestros escarceos no tenía otra finalidad que la de conocernos mejor.” (Ibídem: 87), y una continuación a la crítica de la televisión: “De esa manera me expresaba entonces, cuando me gustaban más los clásicos de la literatura moderna que la televisión.” (Ibídem: 88) Por otra parte, se presenta una contribución a la crítica de la hipocresía social: “Nadie está exento de contradicción y a menudo la forma más segura de conocer una persona es invirtiendo el registro de sus caracteres más notorios… Así sabremos, por ejemplo, que la timidez no es sino una gabardina de exhibicionista.” (Ibídem: 89), lo cual hace preguntarse al lector si realmente se puede llegar a conocer a una persona cuando, como los protagonistas, se lleva años de conocerle.
El siguiente cuento, “La conjura de los peatones” es el cuento principal en el que encontramos una crítica al excesivo uso de los automóviles en la urbe y una proposición a diferentes formas de percibir el arte. El relato empieza con una joven en una institución psiquiatra narrando su participación en un proyecto anarquista en contra de la construcción de una carretera. Bajo las creencias: “la autoinmolación es ya la única salida para el hombre rebelde” (Ibídem: 106), “La calle es de quien la camina.” (Ibídem: 125), “No trabajéis nunca” (Ibídem: 112), la protagonista buscará su sacrificio artístico para continuar con los ideales de Meleabor, anciano que, con interrupción de lo fantástico, creará con base en la imaginación de la joven un “autonoclasta” para vengarse de la muerte de su esposa, atropellada impunemente en París. “Bastará con que usted me ayude a tenderme bajo tierra, junto a mi enorme galería de chatarra […] Espero que mi cadáver sirva de ejemplo y de inspiración para que otros tomen las calles. […] provocando verdaderos accidentes sobre el cemento de ese abominable eje vial.” (Ibídem: 2014). Este interés “anarco-artístico” hace referencia a Marcel Duchamp, ya que el “autonoclasto” de Meleabor es un ready-made. Por último, tenemos “La cama de Lukin”, narración que describe una ciudad en una montaña donde cada invierno las mujeres se divorcian de sus esposos ocasionándoles a éstos insomnio por no poder compartir calor en la cama con otro cuerpo, a lo cual ellos crearán una cama universal en la que todos los hombres podrán conciliar el sueño juntos. Finalmente, la autora se contradice: “Él aseguró que fundaríamos una civilización nueva, la civilización de la cama […] ¿a quién le podría entusiasmar un mundo así, habitado por una estirpe fría y sin esperanza como la nuestra?” (Ibídem: 141) La cama es una abstracción de las ilusiones por “despertar” la conciencia. Sobre todo la alegoría aplica con los creadores. El clan es un libro por y para escritores y se posiciona como una lectura efectiva para que el joven autor o autora se dé cuenta de la situación artística en México. “Sin embargo, la mentada etapa gloriosa de nuestra historia aún no ha tenido lugar. Todo lo contrario: nuestra intranquilidad, nuestra dependencia, ha ido en aumento.” (Ibídem: 144) y finalmente, la autora confirma el significado de su leitmotiv: “La Cama era en realidad una abstracción, una cosa simbólica […] que representaba la conquista de nuestra libertad.” (Ibídem: 157)
De nueva cuenta, lo fantástico en los últimos dos cuentos es atribuido a las irracionalidades de los personajes. Todorov nos advierte que esto es un golpe al género de la fantasía, en primera estancia sí está presente el pandeterminismo, pero se atribuye a la imaginación de la joven, quien termina en una institución mental, en “La cama de Lukin” no se distingue lo fantástico más que como una gigante alegoría. Todorov constantemente menciona en su Introducción: “Si algunos acontecimientos del universo de un libro se dan explícitamente como imaginarios, niegan, con ello, la naturaleza imaginaria del resto del libro.” De esta manera, encontramos tres niveles ficcionales en la obra: La realidad-ficticia de los insomnes y la realidad-fantástica en sus cuentos, que no trata de regresar a la realidad ficticia, si no a la del posicionamiento de la autora, Abenshushan. Simplemente, de acuerdo con Todorov, El clan de los insomnes no es un libro de cuentos fantásticos sino una serie de casos psicológicos, personajes enfermos e inconformes. Entonces, ¿por qué si la autora reconoce esto desde su primer cuento, las reseñas críticas siguen atacando el imaginario de Abenshushan? De “Letras libres”, Fernando García comenta: “Son "cuentos con tema" más que cuentos inspirados. […] Si su autora utilizó la vía fantástica para plasmar los síntomas de su época —el fracaso, la angustia, la enfermedad—, la estrategia resultó equivocada en la medida que no logró hacer vivibles, transmisibles, estos estados de fracaso.” (2004) Considero que su línea de lectura fue aquella de la cual la autora misma se burla desde el primer cuento. Sus argumentos son magros, no pensados y su reseña parece escrita después de leer una sola vez la obra. En definitiva, no es una reseña en que se pueda confiar plenamente.
En conclusión, El clan de los insomnes, con sus numerosas referencias literarias, nos ofrece un catálogo de ideales que brotan de una parte de la sociedad que no se deja corromper por las convenciones impuestas, desde el ciclo circadiano hasta las manías de que cada hogar debe contar con una televisión antes que un librero. Las ideas de Abenshushan, atrapadas en la brevedad del cuento y sujetas a las reglas de lo fantástico se liberan en Escritos para desocupados. Sin embargo, lo que Abenshushan propone con El clan es realizar una transfiguración del género del cuento para así incluir al ensayo. Por último, aunque el anti-estilo de vida se presenta de manera sutil, si es recuperado por los lectores, sabrán que el libro está construido a partir de otras obras que, si bien parecen relaciones forzadas, se muestran razonables al ojo de una ensayista nata como lo es Vivian Abenshushan. Se recuperan, nuevas formas de concebir la cama, el insomnio, la televisión, el arte, las formas del discurso y los procesos creativos para que los lectores reconozcan que a través de la historia han existido artistas anarquistas que logran restablecer sistemas y percepciones, lo cual es el deseo de Abenshushan con el ensayo y el cuento.
Bibliografía
Abenshushan, V. (2014) El clan de los insomnes. D.F.: Tusquets
-------------------- (2013) Escritos para desocupados. México: Surplus
García, F. (2004) La buena, la mala y la fea. Letras libres. Recuperado de: http://www.letraslibres.com/revista/letrillas/la-buena-la-mala-y-la-fea el 4 de junio del 2016.
Saborit, A. (2005) Los mejores ensayos mexicanos. México: Planeta
Todorov, T. (1994) Introducción a la literatura fantástica. D.F.: Coyoacán
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