El método utilizado en la narración de Campobello me recuerda a un árbol. En las raíces encontramos a la narradora y a su madre. Su madre es astuta y rápida. Sabe a quién apoyar y, fácilmente, a quien no. Sigue su instinto y es simpatizante de los hombres buenos y los heridos. La narradora es una niña. Esto resalta las gravedades de la Revolución y denuncia crueldad. Ambas plantadas en un campo de batalla: Parral, Chihuahua en plena Revolución mexicana. Con la calle Segunda del Rayo como un personaje más desde donde se presenciaba la Revolución. De ellas dos como testigos, salen ramas, es decir, cada relato que encarna a los personajes revolucionarios. Existe un contraste en las relaciones de la niña con los hombres que crea una imagen mental llena de simbolismos. Cada uno con un final desagradable, pero también un lado humano. Aquí, el lector se posiciona sin postura alguna. Me refiero a que debido a la juventud e inocencia de esta narradora, no se tiene una postura política o juiciosa permitiendo ver la Revolución de una manera única. A veces esto se torna un poco brutal pero no imposible en la Revolución. Escribir en este ambiente da credibilidad a sucesos inverosímiles en la ficción de Campobello. Así también, debo remarcar que el uso de elipsis entre cada relato muestra la creatividad y dominio de la autora al ser variados y centrados; además de que ninguno deja afuera ese sentimiento de testigo. Se mostraba la atracción hacia los hombres por parte de la narradora llamándolos amigos con los que se encariña y luego, los ve morir. Cada rama está conectada al son de Villa. Un tema al que se recurre son las causas por las cuales estos hombres se vuelven soldados villistas. Varios de ellos le dan la razón a una mujer. Este tema de la mujer del revolucionario es tocado también en Los de Abajo de Mariano Azuela. Por otro lado, considero que un intento de escribir Cartucho desde la perspectiva masculina no hubiera tenido la misma notabilidad o valor significativo que tiene ahora. Creo que el relato que más llama mi atención es el de “Nacha Ceniceros” en este se ve un poco el sentido feminista de la obra. En “Fusilados” encuentro algo muy curioso en los balazos que describe Campobello en el cuerpo de los fusilados ya que crean un eco en el lector. Se imagina al muerto casi automáticamente, una imagen sin la necesidad de ser narrada y que habla por sí sola. Finalmente, esta obra me deja con una simpatía por los hombres y mujeres que pelearon por sus derechos y que murieron en la Revolución. Me hace preguntarme si realmente tanta muerte y sufrimiento valió la pena.
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