I wanna go out but I wanna stay home.
-Courtney Barnett, cantautora.
En el presente ensayo se realiza un análisis de la función o efecto que genera la participación de la narradora y personaje principal de La mujer de papel (2012) de Rabih Alameddine manifestándose de manera particular en la narración a tratar, generando así un discurso de la soledad. Partamos desde la narradora y personaje principal llamada Aaliya. Ella es una traductora “no oficial”, divorciada que vive solitariamente en un edificio de la capital del Líbano, al que se mudó con su primer marido. La historia comienza cuando esta mujer de avanzada edad se tiñe por accidente su cabellera canosa de un color poco convencional; sin embargo, la trama se recrea continuamente mediante un diálogo que entabla con sus lectores a través de su acto de escritura. En esta autobiografía contará momentos específicos de su vida: presentará a las personas con las que compartía su edificio, a su familia, sus efímeras parejas, sus amistades, o mejor dicho, su única amistad con su “cuñada” Hannah, sus aficiones y su trabajo en Beirut, desde su infancia hasta el final de la novela. Aaliya, como lo sugiere la traducción del título original, es un personaje que se construye a sí misma en la forma de una novela. Aaliya es una mujer de papel.
La clase de discurso autobiográfico manifiesta, en el caso de esta novela, una narradora autodiegética, en el cual el “yo” de la primera persona puede moverse entre sus perspectivas como narradora y como personaje. Por lo tanto, se genera una bifurcación en el análisis del texto: existe una Aaliya-narradora y una Aaliya-personaje. Ella es un personaje y al mismo tiempo la narradora por lo que, de acuerdo con Luz Aurora Pimentel, posee funciones diegéticas y vocales (esto es la base de la separación; principalmente, en un plano funcional).
Aaliya-narradora es equisciente y tiene una focalización interna con respecto a Aaliya-personaje. Esto significa que ambas, narradora y personaje, coinciden en la información que conocen acerca de la vida por narrar. En otras palabras, Aaliya-narradora y personaje poseen una perspectiva equivalente, que se convierte, por estos factores, sumamente subjetiva. Otro manera de acercarse a esta conclusión es observando la composición verbal, basándonos en que Pimentel advierte que un personaje es una construcción puramente discursiva (27). Así, en el caso de Aaliya, el personaje se conforma de sus monólogos, los cuales tienen una composición verbal (temporal) determinada: “Empiezo este relato en un entorno mal iluminado” (Alameddine 11). El verbo “empezar” se encuentra en tiempo presente de la primera persona. La conformación de Aaliya-personaje, si se realiza a través del monólogo, analizando los tiempos verbales presentes en el discurso y sus funciones en torno a la trama descubrimos que, de forma general, en los monólogos de Aaliya-narradora se utiliza el tiempo presente y, para interponer una analepsis, se utiliza el pretérito imperfecto. Por lo tanto, se puede afirmar que con el uso de este tiempo y persona verbal, la narradora hace referencia a sí misma como un personaje. Por lo tanto, atendiendo a la teoría de Todorov, esta narradora es equisciente, en cuanto que la información que recibirán los lectores será equivalente entre la narradora y el personaje atendiendo al género referencial.
Por otra parte, de acuerdo con Genette, tendríamos una focalización interna en la cual la narradora se posiciona en el interior de la psique de su propia persona, Aaliya-personaje. Sin embargo, constantemente, las historias contadas por Aaliya-narradora generan una narradora que pretende ser omnisciente, aunque sería omnisciente de manera justificada ya que nunca se focaliza desde los demás personajes sino que realiza inferencias argumentadas basándose en las acciones, los rostros o en los diarios personales de los otros personajes. Quizá alcanzando un nivel narrativo intradiegético, pero este tema no lo discutiremos en este ensayo.
En esta novela, el uso del monólogo ofrece una conversación con un lector representado y proviene de una narradora que rechaza las formas narrativas y que, además, es consciente de ellas.
El personaje es el soporte de predicados físicos y psíquicos, pues sus acciones pueden ser objeto de descripciones conductuales y de cálculos de intenciones y de motivos. […] resalta el […] estilo indirecto libre, que Dorrit Cohn llama acertadamente “monólogo contado”. (Ricoeur 350-351)
Pareciera que los conocimientos literarios de Aaliya-personaje generan una narradora altamente consciente del acto narrativo, la cual insistirá en que se inicie el contrato con sus lectores implícitos: “Hay muchas razones para no ponerle nombre a un personaje […] Quizá quiera que el libro se centre por completo en el narrador principal”. (27) La constante reafirmación de la prosa ficcional de Aaliya-personaje para los lectores genera una confidencia seductiva con los mismos, debido a que, por ser un propio personaje del relato, la perspectiva se torna subjetiva. Esto soluciona el problema del contrato narrativo ya que la selección de sus memorias y la manera en que las cuenta nos dice más de Aaliya-personaje desde un discurso gnómico o moral que de un universo diegético circundante objetivo. En otras palabras, como esta narradora resulta altamente subjetiva, Aaliya-narradora está constantemente buscando un acercamiento a sus lectores con lo cual seducirlos para convencerlos de su perspectiva. El método que utiliza es el diálogo: “Permitidme, queridos amigos, que me justifique por estar distraída, aunque sea con una excusa de mal pagador.” (13)
- La soledad en La mujer de Papel
Ahora que hemos establecido unas bases principales, debemos comenzar a desglosar la función de estos elementos para lograr el desarrollo de los propósitos de este ensayo: definir la razón por la cual estas bases (narrador autodiegético y equisciente, perspectiva subjetiva, diálogo con lectores, monólogo contado) son utilizados para reafirmar el tema de la soledad, que provoca una identidad irregular en el personaje o, mejor dicho, en el discurso que conforma a Aaliya.
En efecto, en la historia contada, debido al carácter de unidad y completud que le confiere la operación de elaborar la trama, el personaje conserva, a lo largo de la historia, la identidad correlativa a la de la propia historia. (Ricoeur 344)
Principalmente, se encuentra un tema que reduce toda la trama o, por el contrario, la crea: la soledad. La soledad de Aaliya es constantemente referida. Desde la experiencia lectora, pareciera ser que Aaliya-personaje desea plantearnos un discurso de la soledad. ¿Por qué Aaliya desea mantener contacto con sus lectores y desea contar su historia? Si este diálogo con un lector implícito representado se genera para sí misma, Aaliya-personaje crea a la Aaliya-narradora para conocerse a sí misma a través de la ficcionalización: “Nada de lástima ni falsa compasión, por favor. […] Nadie me llama y punto. Es un hecho. Estoy sola. Lo he elegido yo.” (Alameddine 17)
Aaliya se crea a partir de sus memorias (analepsis), sus diálogos, monólogos y la propia descripción de su espacio, su soledad, su exesposo, su amiga, etc. Las analepsis forman parte esencial de la construcción y expansión de Aaliya-personaje y de Beirut. “En aquellos tiempos Beirut no tenía cariño a las mujeres divorciadas sin hijos.” (17) y “Recordar a Hannah, mi única amiga íntima, nunca resulta fácil.” (13)
Entonces, en el espacio de Aaliya-personaje, los recursos formales son con los que se proporciona a los lectores la información diegética y descriptiva para conformar su identidad. Ahora, me gustaría problematizar esa identidad a través de la manera en que Aaliya-narradora genera su identidad a través de su solitario espacio: “Mi hogar, mi apartamento; en él vivo y me muevo y soy yo.” (29) Principalmente, encontramos que el espacio de Aaliya es deseado por sus hermanastros. Sin embargo, este acosamiento familiar termina cuando Aaliya llena el espacio vacío en su cama con un fusil AK-47: “Esa arma fue mi compañera de cama durante toda la guerra civil”. (30)
Aaliya es su espacio, su Beirut y su departamento, Aaliya se ve en todos desde que creó a la Aaliya-narradora. Ahora bien, estos elementos por sí mismos dicen poco o nada de Aaliya-personaje. Es en la sobreposición de estos recursos narrativos que se formulan varios mensajes o temas en La mujer de papel. El recurso principal y conformador en esta novela autobiográfica ficcional, con el cual se manifiesta y acomodan los demás recursos, es el monólogo contado. A través de este, encontramos la manera en que Aaliya-personaje se crea. La soledad no limita a Aaliya sino que genera en ella una identidad irregular. Con esto me refiero a la identificación de Aaliya con su departamento y su ciudad, Beirut, así como el continuo crecimiento de su personaje a través de la descripción de las personas relacionadas con su vida. Todo a través de la descripción.
Los espacios diegéticos tienen un significado que […] van mucho más allá de ser el escenario […] Para proyectar la ilusión de ese espacio, la forma textual privilegiada es la descripción […] en ella se desarrollan los temas del relato […] tiene que ver con la manera gradual en que se va construyendo esa impresión del mundo. (Pimentel 31-32)
La mujer de papel presenta múltiples ejemplos acerca de la descripción de estos espacios diegéticos. A través del diálogo, Aaliya-narradora nos dice: “En primer lugar, deberíais saber algo más de mí: solo tengo un espejo en mi casa, un espejo desportillado y sucio.” (Alameddine 11) Para comprender a Aaliya-personaje, más allá del incidente de la cabellera azul, se debe comprender el alejamiento o ceguera del personaje sobre su propia realidad. El espejo sucio parece ser un indicio del desinterés de narrar su realidad solitaria. Llenando su departamento de recuerdos de Hannah. Llenando su departamento con los universos diegéticos de sus traducciones y de eventos ocurridos durante los conflictos armados en Beirut. Cualquier interrupción humana en su apartamento permite la entrada de la realidad y altera a Aaliya-personaje. Sobre todo cuando deja que su apartamento se llene de sus vecinas. Después del incidente con el champú Bel Argent, nos dice: “Por lo general, no soy una mujer vanidosa […] Sin embargo, oí a las tres brujas hablar de la absoluta blancura de mi pelo. Joumana comentó que si usara un champú como Bel Argent el blanco sería menos mate.” (12) A pesar del aparente desagrado por sus vecinas, Aaliya-personaje siempre está pendiente de sus comentarios y sus vidas. Todo con el motivo de cambiar su soledad absoluta por una soledad por decisión. No niego, ni rechazo la decisión de Aaliya por permanecer sola, pero me parece que ella misma se contradice en la novela con comentarios valorativos de otras personas o cuando menciona que invitaría a otros escritores a su departamento.
Otro ejemplo, es la constante figuración de su amiga Hannah en diferentes espacios de su departamento: “Todavía la veo frente a mí en la mesa de la cocina […] Ella ha sido la única persona a la que he querido en mis setenta y dos años de mi vida.” (13-14) Con esta cita hiperbólica se desea indicar, además, que sólo una persona ha sido verdaderamente una parte significativa de su extensa vida.
En otro monologo, Aaliya-narradora reafirma su capacidad individual: “Para ella lo más importante era verse el pelo natural, y le daba igual cómo lo viera el resto de la gente. Seguramente yo me llevaría mejor con esa señora.” (13) Pero de nueva cuenta, es a través de la descripción y la narración del otro que Aaliya-personaje comienza a tomar forma. Ahora conocemos que a Aaliya le daría igual como la ve el resto del mundo a través de la pequeña historia del peluquero y su clienta. Por último, antes continuar con el tema de la descripción, se debe mencionar que la soledad continúa reafirmándose con la muerte de su padre y el divorcio de su marido.
Ahora bien, como pareciera ser que la identidad del personaje se encuentra relacionada con otros personajes sólo a través del acto narrativo, los personajes de sus lecturas, mediante el mutualismo en el valioso binomio realidad/ficción, esos personajes resultan de nueva cuenta parte de la manera en que Aaliya-narradora resuelve su identidad: “Si la literatura es mi cajón de arena, el mundo real es mi reloj de arena […] La literatura me da vida.” (15) Otra manera en la que resuelve su identidad es la descripción de la página 16, después de que ha descrito cómo Beirut está adornado para la Navidad y cómo no le importa el ashura, Aaliya dice: “Dejemos que las masas se cubran de oro, incienso y Chanel […] las trivialidades no me importan.” (16) Gracias a esta cita conocemos que Aaliya es indiferente tanto en las tradiciones occidentales como orientales. Concentrándose más en su solitario ritual de traducción.
Conclusión
El hecho de que se haya escogido una focalización interna a partir de un personaje autodiegético me parece que permite acceso a los verdaderos sentimientos de Aaliya sobre el mundo que la rodea. A pesar de que en este ensayo no se recuperó el alcance crítico sobre la realidad del Líbano frente a su misma población dividida, sus países vecinos y el mundo occidentalizado, quero pensar que existe en el discurso de Alameddine una relación entre el Líbano y Aaliya. Ella sufre con su país y su ciudad por los vastos conflictos bélicos en los que se ven involucrados, sin embargo, sus tradiciones y costumbres le son indiferentes, porque Aaliya ve más allá de las comunes asociaciones occidentales de su país como parte del Medio Oriente: la religiosidad radicalizada, el privilegio a los hombres, la imposibilidad de llevar una vida estable por los constantes conflictos armados, el desierto y la nula urbanización. La mujer de papel nos muestra que los estereotipos de un país son dañinos además de incorrectos. Para empezar, Líbano no tiene desiertos y Beirut es una ciudad desarrollada, entre otros errores comúnmente pensados sobre Medio Oriente. Entonces, si el final es esperanzador, ¿acaso Alameddine nos está apuntando a un sentimiento nacional? Personalmente, nunca había conocido al Líbano. Primero tuve que conocer a Aaliya. ¿Acaso el Líbano posee un sentimiento de soledad y nostalgia? Pero entonces, ¿qué país no se siente así? Quizá en esto recae parte de la universalidad de la novela.
Aquí fue tomada una posición de lectura en la que se observó un espacio para discutir la identidad personal. En La mujer de papel la identidad se transforma, se comparte, se aparta del gremio, se debe conocer, deber ser indagada, imaginada y recordada, a la vez que ésta nos debe sorprender. Por ejemplo, cuando Aaliya llora en el museo tras ver a los niños castigados. Esta novela, sin duda alguna, expande horizontes personales, literarios, emocionales, religiosos, Incluso, en mi caso, horizontes geográficos. La relectura parece casi obligatoria, puesto que la primera lectura agita al lector. Son demasiadas las referencias, demasiado contenido, característico del género, que posee demasiados puntos de partida para analizar la lectura. La soledad de Aaliya parece ser el centro de la novela, pero realmente considero que es un texto sin eje. Es un texto con múltiples temas, que confío será difícil de agotar en la historia de la crítica literaria.
Bibliografía
- Alameddine, Rabih. La mujer de papel, trad. Gemma Rovira, Barcelona, Random House Mondadori, 2012.
- Pimentel, L. Aurora. “Sobre el relato. Algunas consideraciones”, en Emilia Rébora Togno, Antología de textos literarios en inglés, México, UNAM, 2002, pp. 15-36.
- Ricoeur, Paul. “La identidad narrativa”, trad. Gabriel Aranzueque Sauquillo, en María Stoopen. Sujeto y relato. Antología de textos teóricos, México, UNAM, 2009, pp. 339-357.
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