En dirección opuesta al verso tradicional se encuentra la antipoesía. Este movimiento, iniciado por el poeta chileno Nicanor Parra, ha predominado en la primera mitad del siglo XX y se ha extendido hasta inicios del XXI. Centradas principalmente en el mensaje poético y no con demasía en la forma, la antipoesía de la poeta Wislawa Szymborska y la de Janet Frame resultan cercanas, casi indiferenciables, en el rechazo de una forma tradicional para lograr de esta manera expresar temas de interés humano o, en palabras de Ethel Krauze, estados del alma (66). En el presente ensayo se modela un análisis comparativo centrado en la relación fondo-forma de dos poemas con temáticas equivalentes: “Los suicidas” y “La habitación del suicida” de las poetas Janet Frame y Wislawa Szymborska, respectivamente. Todo esto a través de los ideales propuestos por el poeta Nicanor Parra para así rescatar los rasgos característicos de la antipoesía en los dos poemas relacionados con el tema del suicidio.
¿Qué relación existe entre el poeta chileno, la poeta neozelandesa y la polaca? Es gracias a Parra que se permite un acercamiento a las poetas Szymborska y Frame aunque esto resulte contradictorio, tanto por los diversos contextos reales e históricos como por la diversidad de los temas en sus poesías. Por ejemplo, Parra piensa que el antipoema no es otra cosa que el poema tradicional enriquecido con la sabia surrealista (Ibáñez- Langlois 13) y las autoras están inconformes con las estructuras de la poesía que las precede (y con su propia poesía en el caso de Frame), además de mantener una relación con la poesía Poscolonial de la primera mitad del siglo XX (Anaya 11). Sin embargo, la respuesta aquí formulada es sencillamente compleja: la poesía de los tres autores es internacional y no posee fronteras.
Janet Paterson Frame fue una poeta neozelandesa nacida en 1924, quien escribió no sólo poesía sino también cuento, novela y una autobiografía finalmente denominada Un ángel en mi mesa. En la antología Huesos de Jilguero de la Editorial de la Universidad Veracruzana se recopilaron 21 poemas de The pocket mirror publicado en 1967, del cual se analizará uno de los poemas aquí tratados. Lo temas que prevalecen en su obra son la muerte, la periferia, el aislamiento y la marginación, así como la propia esencia de la poesía que es puesta en juicio en algunos de sus poemas (Anaya 11).
Wislawa Szymborska fue una autora, editora y traductora nacida en 1923 en Polonia. Szymborska fue galardonada con el Premio Goethe de la ciudad de Frankfurt en 1991 y el Premio Nobel de Literatura en 1996. Su poesía retrata los sentimientos de la Segunda Guerra Mundial. En sus poemarios sobresalen, con un estilo sencillo pero elegante, cuestiones existencialistas, su sentido del humor y la ironía (Poniatowska).
Nicanor Parra es un antipoeta chileno nacido en 1914, premiado por su país con el Premio Nacional de Literatura de 1969 y por México con el Premio Juan Rulfo en 1991. Además de ser el creador de “artefactos”, pequeñas creaciones con una crítica denunciante de realidades políticas, sociales y existenciales, es el creador de la “Antipoesía”, a la cual se le dedicarán los siguientes párrafos aunado al análisis comparativo entre los dos poemas.
- Análisis comparativo
Para la antología Anti-poemas de Nicanor Parra el poeta, José Miguel Ibáñez-Langlois, realizó un prólogo objetivo en el que se reunían las propiedades recurrentes de la antipoesía a través de apartados breves como “La experiencia existencial de los antipoemas” y “El antipoema y la prosa”. Principalmente, comienza Ibáñez citando a Parra, el antipoema se alimenta del poema tradicional, pero conlleva un estilo surrealista, el cual se verá reflejado en los poemas a tratar con el manejo del espacio y el vacío. En ambos poemas se expresa un interés por el espacio que dejan atrás los suicidas de la voz poética de Frame y el suicida de Szymborska, expresado mediante los términos de la antipoesía. Podemos asumir el espacio al que las poetas se refieren de manera surrealista:
“[…]y los muros a su alrededor
eran blandos, acogedores como olas y se ahogaron
mas no amorosamente”
De la misma manera, en “La habitación del suicida”, se presenta este espacio surrealista:
“No parecía que de este cuarto no hubiera salida,
al menos por la puerta
O que no tuviera alguna perspectiva, al menos desde la ventana.”
Aunque de igual manera, el final de este último poema refiere a un vacío surrealista:
“Y si les dijera que no había ninguna carta.
Tantos de nosotros, amigos, y todos cupimos
en un sobre vacío apoyado en un vaso.”
Lo perteneciente al surrealismo no termina solamente con la visualización del espacio o el vacío, sino que se expande con una nueva relación entre la palabra y la imagen creada: la salida. Esta es representada con “una puerta” o “una ventana” (Szymborska) y con “muros” y “cerraduras por forzar” (Frame). En el primer caso, la salida es la visualización del suicida saltando o mirando a la distancia desde la ventana cuando se enuncia:
“O que no tuviera alguna perspectiva, al menos desde la ventana.
Los lentes para ver a los lejos estaban en el alfeizar.”
En “Los suicidas” la salida se representa de igual manera con la muerte del personaje, en otras palabras, la muerte es anunciada como una salida efectiva de la desesperanza:
“Nos es difícil entrar
en el tipo de desesperanza que debieron conocer
y como es difícil tenemos que forzar
la cerradura si es necesario pues no tenemos la llave,
aunque para ellos no había cerradura”
Continuando con la enumeración de las características de la antipoesía, esta debe relatar experiencias reales, ya sea desde el punto de vista psicológico y social del país o continente del autor o autora.
“Es la poesía (la antipoesía) de una época no apta para triunfos […] porque en ella se extingue el brillo de la divinidad en el mundo, y cabe repetir con Hölderlin: ¿… y para qué ser poeta en tiempos de penuria? El antipoema es una respuesta posible: […] ni celebra al hombre, ni glorifica a Dios o a los dioses, porque todo se le ha vuelto problemático, comenzando por el lenguaje.” (15)
De esta manera se podrá realizar una lectura correspondiente con la periferia y las experiencias propias de las autoras reales con el tema que manejan, en especial con la poeta Frame, reafirmando cómo la antipoesía nos ofrece una vía de acceso al mensaje a través de la interpretación social. Cuando se evoca a los suicidas en el poema de Frame, se evoca a todos los suicidas en general. Por el contrario, Szymborska es más específica en la descripción de la habitación de un suicida. No obstante, podemos interpretar que aquel suicida singular representa de manera general a todo suicida. En otras palabras, ambos poemas se refieren a las emociones que experimenta todo suicida antes de cometer el acto de acabar con su vida, partiendo de lo particular a lo general.
Por el lado de la forma, el antipoema debe presentar un lenguaje cotidiano, así como debe superar o rechazar las formas puras y los sentimientos sublimes, todo a través del uso de la ironía en función de la desmitificación de lo engañoso en la sociedad o en el individuo:
“El intento de Parra consiste en escribir poemas que sean experiencias. […] Se trata de que las experiencias mismas tengan tal impacto poético, que no necesiten la ulterior poetización del tratamiento verbal.” (Ibáñez-Langlois 26)
El lenguaje es cotidiano en ambos poemas, reafirmando la presente esencia de antipoemas. Sin embargo, lo cotidiano se debe ver con una perspectiva irónica desesperanzadora, principalmente en el cierre de ambos poemas en los que se refiere a las “palabras” del propio suicida. Tanto en la forma de una carta no existente:
“Seguramente creerán que cuando menos la carta algo aclaraba.
Y si les dijera que no había ninguna carta.
Tantos de nosotros, amigos, y todos cupimos
en un sobre vacío apoyado en un vaso.”
Y, de manera más directa, las propias palabras del suicida en “Los suicidas”:
“que murieron porque las palabras que habían dicho
siempre regresaban a ellos desamparadas.”
Continuando con las características de la forma, el antipoeta hace uso de la prosa para expresar los temas a los que desee referirse. Cabe mencionar, además, la presencia de un trasfondo existencialista. En otras palabras, Ibáñez logra abreviar esta fusión de la prosa y lo existencialista aclarando que la palabra debe revelar el ser de las cosas en la situación existencial del hablante, obrando en la transfiguración de las cosas en el lenguaje (26). De esta manera, se presenta un desconocimiento por la situación de los sujetos principales de ambos poemas, lo cual Frame maneja con la tentación y Szymborska con la culpa, sin transfigurar el lenguaje y sólo transfigurando el contenido.
Por otra parte, la esencia existencialista es también manejada en la manera en que la voz poética involucra al lector implícito de manera directa, utilizando la prosa poética para rechazar el uso de figuras que debiliten o distraigan del mensaje. En “Los suicidas” se encuentra un yo poético colectivo que enuncia en primera persona del plural:
“Nos es difícil entrar
en el tipo de desesperanza que debieron conocer”
Asimismo, se debe señalar que la referencia a los suicidas se nos presenta en tercera persona del plural:
“Aunque para ellos no había cerradura y los muros a su alrededor
eran blandos, acogedores como olas”
Estas dos clasificaciones de la enunciación en ambos poemas nos indican la referencia particular de los lectores implícitos no representados con los cuales los poemas se encuentran en diálogo. El tema principal de este diálogo de Frame es la desesperanza, palabra que es mencionada en las tres estrofas del antipoema. Se encuentra, de igual manera, presente el signo de la tentación lo cual convierte la función de la segunda estrofa en una advertencia:
“Las tentaciones nos asediarán, ya ahí.
[…] De su desesperanza suicida, quizá nos parezca
que fue incongruentemente cómoda.”
Por el lado de “La habitación del suicida”, se dirige a un receptor colectivo en el que se incluye el yo poético de la narradora, todo esto por medio de la primera persona del plural:
“Tantos de nosotros, amigos, y todos cupimos
en un sobre vacío apoyado en un vaso.”
Y de la segunda persona del plural en el que al principio del poema la narradora no se involucra:
“Seguramente creerán que el cuarto estaba vacío.
Pues no. Había tres sillas bien firmes.”
El tema principal correspondiente a este poema es la culpa, ya que se nos presenta un diálogo con los simpatizantes o amigos del suicida a partir del presente desinterés o desconocimiento de la situación del suicida.
- Conclusiones
De esta manera, se ofreció una lectura alterna para poder acceder a la poesía de Janet Frame y Wislawa Szymborska. Rescatamos los elementos de la antipoesía en los dos poemas para que de esta manera se pudiera resaltar la relación entre la forma de los dos poemas, “Los suicidas” y “La habitación del suicida”, con su fondo, es decir, su contenido o mensaje, el cual está relacionado con el espacio físico y virtual de una persona que decide terminar con su propia vida.
Este espacio o vacío surrealista, falsamente ocupado y sin esperanza, es llenado con poesía por las dos autoras. Esta poesía, que por parte de Wislawa es descriptiva, dinámica y acusativa, y por parte de Frame se denominaría demostrativa y como una advertencia, presenta todos los elementos de la antipoesía que parecen reforzar el contenido para así alejarse de la alteración de la forma. Dicho de otra manera, la inmersión en el fondo resalta debido a la falta de figuras que fragmenten, exageren o distraigan del tema. Este tema del que no debemos cegarnos y debemos tenerlo presente en nuestras vidas. El suicidio, nos dicen las poetas, es tentación, es desesperanza, es una salida a la cual los suicidas recurren y solemos dar por hecho que aquello era parte del “otro” y nunca de un “yo real”. Este “yo real” que forma parte de una sociedad en la que el suicidio es un tabú, pero no para Szymborska ni para Frame. El suicidio es, sin duda, un carácter existencial. La ausencia del suicida en los dos poemas trae a los lectores emociones encontradas, la tentación de no existir, el sentimiento de desesperanza del otro así como este desinterés o desconocimiento por parte del yo colectivo y la culpa por no poder comprender o asistir una pronta no existencia.
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