Guy de Maupassant (1850-1893) fue un escritor francés nacido en el seno de una familia de librepensadores aristócratas. Recibe en su infancia una educación religiosa, hasta que en el año 1868 es expulsado del seminario al que se encontraba inscrito, por lo que decide iniciar sus estudios en Derecho. En 1879 consigue un empleo en el ministerio de Instrucción Pública, el cual abandona para escribir junto a Gustave Flaubert, quien lo introdujo en el círculo de escritores de la época, como Émile Zola, Iván Turgueniev, Edmond Goncourt y Henry James. En su obra, se encuentra el relevante cuento “Bola de sebo”, que se publicó en Las noches de Medan en 1880. En 1982, un año antes de su muerte fue recluido en un manicomio de París debido a un intento de suicidio. Muere en 1893 en el manicomio después de varios meses de sufrir una parálisis general.
El cuento que aquí se trata se titula “El Horla”, en este se narra en primera persona, a manera de un diario personal, las ideas y acontecimientos fantásticos que acontecen al personaje principal, ya que tiene encuentros con un ser invisible que lo harán cuestionar su razón y la de la raza humana. Dentro de este cuento se encuentran innumerables referencias a temas diversos permitiendo que la crítica literaria sobre este texto sea igual de diversa. El cuento puede atenderse principalmente desde la psicología, la historia, sociología, etc. En mi opinión, las múltiples interpretaciones del cuento hacen que la localización dentro de un género literario sea una labor difícil. ¿Es “El Horla” de Maupassant un cuento de horror o de terror?
La diferencia entre el terror y el horror se entiende aquí a partir de la naturaleza de aquello que produce miedo: “En el terror, el miedo es producto de la invasión amenazante de un elemento fantástico (una entidad o situación inexplicable y paranormal) y ajeno a “nuestra realidad” consciente y racional: fantasmas, vampiros, hombres lobo, casas o lugares embrujados, poltergeist y posesiones demoniacas, entre otros.” (Herrera, 2018) De esta manera, en el horror “el miedo es producido por un elemento de la realidad alterado y anómalo que de repente se torna amenazante y nos aterra. […] Por el contrario, cuando este elemento de la realidad alterada forma parte de nuestra naturaleza interna, provoca un horror psicológico plasmado temáticamente en las narraciones sobre asesinos dementes: caníbales y vampiros urbanos, psicópatas de personalidad dividida o ambientes de locura y promiscuidad extremas.” (Herrera, 2018).
Para responder a qué género pertenece esta narración me parece necesario mencionar uno de los temas, quizá el más relevante, que se encuentra en un campo intermedio entre el horror y el terror: el análisis del narrador sobre la pobre y débil percepción del ser humano: “Cuán débil es nuestra razón y cuán rápidamente se extravía cuando nos estremece un hecho incomprensible.” Si esto es certero (aunque no podemos confiar en el narrador en primera persona), si el protagonista esta padeciendo un estado de sugestión, el cuento pertenecería al género de horror psicológico, pero me parece que Maupassant realizó un producto diferente. Su análisis de la débil mente humana se fundamenta en el estilo de Maupassant. En “Bola de sebo” se realiza una critica social a Francia y en “El Horla” encontramos: “El pueblo es un rebaño de imbéciles, a veces tonto y paciente, y otras, feroz y rebelde. Se le dice: “Diviértete”. Y se divierte.” En el cuento aquí analizado se expande esa crítica a la razón y mente de la raza humana: “la obsesión de los fenómenos invisibles adquiría formas comúnmente terroríficas. De ahí las creencias populares en lo sobrenatural.” Esta manera de tratar la mentalidad de los humanos no dirige hacia el género del horror.
Colocar a este relato dentro de la categoría de horror se basa en las múltiples justificaciones sobre aquello que causa miedo o genera lo fantástico y son la locura genética: “me gusta vivir aquí porque he echado raíces aquí, esas raíces profundas y delicadas que unen al hombre con la tierra donde nacieron y murieron sus abuelos, esas raíces que lo unen a lo que se piensa”, y la fiebre causada por un virus: “Tengo algo de fiebre desde hace algunos días. Me siento dolorido o más bien triste. […] Diríase qué el aire, el aire invisible, está poblado de lo desconocido, de poderes cuya misteriosa proximidad experimentamos.”.
Ahora bien, su locura y su fiebre son justificaciones reales a la situación que le acontece. Sin embargo, de igual manera tenemos atribuciones a lo fantástico, como el manejo del otro o desdoblamiento: “vivía sin saberlo esa doble vida misteriosa que nos hace pensar que hay en nosotros dos seres, o que a veces un ser extraño, desconocido e invisible anima, mientras dormimos, nuestro cuerpo cautivo que le obedece como a nosotros y más que a nosotros.” y la presencia de un posible vampiro, súcubo o sujeto invisible: “por seres invisibles aunque tangibles, por especies de vampiros que se alimentan de sus vidas mientras los habitantes duermen, y que además beben agua y leche sin apetecerles aparentemente ningún otro alimento.”. La manera en que Maupassant maneja el terror es semejante al terror cosmogónico de H. P. Lovecraft con su estética de los desconocido: “¿Quién vive en aquellos mundos? ¿Qué formas, qué seres vivientes, animales o plantas, existirán allí? Los seres pensantes de esos universos, ¿serán más sabios y más poderosos que nosotros? ¿Conocerán lo que nosotros ignoramos? Tal vez cualquiera de estos días uno de ellos atravesará el espacio y llegará a la tierra para conquistarla, así como antiguamente los normandos sometían a los pueblos más débiles.”. Esto lo afirma también Lovecraft: el miedo como parte inherente de la condición humana. Aquello que no se ve o no se comprende genera miedo. Por eso existían referencias a lo invisible, al agua, el aire y al cristal en el cuento como leitmotivs.
Cabe mencionar el aporte de García (2003) que afirma que es un cuento de ciencia ficción ya que contiene elementos de paranoia conjugada con postulados de ciencia. Me parece que no es sólo un cuento de terror o de horror. Es un ensayo narrativo sobre los límites inexistentes entre la literatura de terror y de horror. Son delimitaciones muy finas porque en la vida real no hay distinción entre la psiquis y lo real –o lo no real y desconocido–. Esto se aprecia también en la crítica a la razón y la mente humana y el poco conocimiento que pueden abarcar, ya que, lo invisible habita dentro de nosotros, en la falta de información sobre el cerebro humano y la conciencia, pero además, en las profundidades de los océanos y el universo sin explorar.
Bibliografía
Herrera, R. (Comp.). (2018) “Introducción”, en Novela negra. Guadalajara: Universidad de Guadalajara.
Tamaro, E. (2004). “Guy de Maupassant”, de Biografías y vidas. Recuperado el 23-09-18 en: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/m/maupassant.htm
García, Guilermo. (2003). La ciudad y los monstruos. 23-09-18, de Universidad Complutense de Madrid Sitio web: http://www.biblioteca.org.ar/libros/151509.pdf
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