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Photo by Yuriy Chemerys on Unsplash |
En el presente trabajo se ofrece un análisis de una ilustración proveniente de la novela gráfica The Sandman: Los cazadores de sueños escrita por Neil Geiman e ilustrada por Yoshitaka Amano. El análisis que se propone se llevara a cabo con base en los preceptos proporcionados por Michel Foucault en el libro La pintura de Manet, particularmente, en su análisis de la pintura En el invernadero.
Ambientada en un universo fantástico construido con fundamentos de la cultura oriental donde conviven la magia, los espíritus y los humanos, la novela gráfica de Geiman nos presenta la historia de un monje que conoce a una zorra del bosque. Después de enamorarse, la zorra y el monje tratarán de salvarse mutuamente para no quedar atrapados en un mundo onírico por culpa de un maestro del ying yang, llamado onmyoji.
Neil Geiman, autor de Los cazadores de sueños, es un prolífico escritor de origen británico nacido en 1960. Ha escrito para cómics, cine y televisión, también ha escrito novela y teatro. Es autor de múltiples obras de gran relevancia en la actualidad entre las cuales destacan la saga Sandman, American gods, Coraline y Neverwhere. Yoshitaka Amano, nacido en 1952, es un artista gráfico japonés reconocido por su trabajo en videojuegos, anime y, ahora con su colaboración en The Sandman, con cómics y novelas gráficas. Entre su obra se destaca Hutch the Honeybee, Vampire hunter y Final Fantasy.
En La pintura de Manet Foucault analiza las pinturas Música en las tullerías, Baile de máscaras en la ópera, La ejecución de Maximiliano, El puerto de Burdeos, Argentuil, En el invernadero, Camarera con jarras y El ferrocarril o La estación de Saint-Lazare para presentar ciertas técnicas que utiliza Manet con respecto al tratamiento del espacio físico del lienzo. Para tratar la iluminación, el autor nos presenta El pífano, El almuerzo campestre, Olimpia y El balcón. Para finalizar, Foucault analiza Un bar de Folies-Bérgere, pintura en la que se observa el juego con la perspectiva del espectador frente al cuadro.
De acuerdo con Foucault, existe siempre una posible organización con respecto a los ejes horizontales y verticales que ofrece el lienzo. Al utilizar estos ejes, se nos demuestra que se pueden utilizar los materiales físicos del cuadro para dar o reforzar un mensaje. La profundidad, aunque era parte de la tradición darle cierta importancia en las pinturas, con Manet desaparece. El espacio se obstruye para reproducir los ejes verticales y horizontales o, incluso, reproducir el propio lienzo. Los personajes, sus gestos, miradas y las posiciones de sus cuerpos forman parte de la composición del cuadro y en relación con las propiedades del lienzo, logran conformar el mensaje del pintor. En los cuadros de Manet existen dos sistemas de iluminación yuxtapuestos: la luz interior que corresponde con la tradición clásica, y la luz exterior que por lo general es una luz frontal y perpendicular que se impacta sobre los personajes.
En la ilustración de la página sesenta y uno de The Sandman: Los cazadores de sueños, perteneciente al cuarto capítulo de la narración, se retrata al monje sentado frente a un brasero con la zorra durmiendo acostada en sus piernas. El pelaje de la zorra y el atuendo del monje son blancos y reflejan la luz de las llamas. En la ilustración se muestra parte del templo del monje: su piso de madera, sus paredes, una puerta y su techo. A un lado del monje, del lado derecho se encuentra una canasta con frutas y del otro lado se observa un juego de té y, más cerca del fuego, unas pinzas. Colgando por encima de la cabeza de la zorra se encuentra un anzuelo.
Ahora bien, Foucault analiza En el invernadero para presentar ciertas técnicas que utiliza Manet con respecto al tratamiento del espacio físico del lienzo. El lienzo físico presenta un eje horizontal y uno vertical. Este entrecruzado de las propias líneas del cuadro es reforzado por la falta de fondo. La pintura carece de profundidad, aunque sí se utiliza una línea diagonal para presentar una poca profundidad. Asimismo, siguiendo este juego de los ejes, se ofrece en la pintura una transición del eje vertical al horizontal reflejado en la falda de la figura femenina. De igual manera, las manos de los personajes reproducen los ejes del cuadro. Por último, la postura y posición de las figuras participan en el juego de las verticales y las horizontales.
En la ilustración de Amano resalta el techo. Sus vigas y pilares son de madera y de color azul. Sin embargo, hay algo ilógico por como están estructuradas. Los dos pilares verticales encierran a las figuras centrales, el monje y la zorra, pero hay ciertas vigas diagonales que se cruzan y forman una equis. Posiblemente esto corresponda a una arquitectura imposible. Similar a las escaleras Penrose. Este uso de las lineas horizontales, verticales y diagonales contribuye al universo fantástico que habitan los personajes. Un universo que no necesita estructuras o modelos que sigan leyes o normas.
Más allá de las vigas y pilares, el fondo, es decir, esa pared y la puerta no resaltan. Apenas se conforman por trazos finos, con un colorido ocre sepia. Esta coloración se debe a la fuente de luz dentro de la ilustración: el brasero. Esta fuente de luz pinta el templo del monje de color sepia, pinta la ropa y el pelaje blancos de los protagonistas.
La horizontalidad del piso ocre sepia y la verticalidad de los pilares azules están relacionados con los personajes. El monje se encuentra en una posición vertical, que como el color azul de los pilares, su actitud suele mostrarse fría hasta ese momento en que cuenta a la zorra la historia de su familia, mostrando vulnerabilidad por primera vez en la narración. El uso de colores no es gratuito. El color azul es frío y se alinea con la personalidad del monje, ajeno hasta ese momento, de las demostraciones de afecto de la zorra. Las líneas horizontales, por lo tanto, reflejan la interioridad sentimental de la zorra. Asimismo, la línea horizontal nos indica una posición de descanso: la zorra asume esta posición y se nos asegura que no esta muerta, solamente duerme. La coloración cálida refleja el actor de amor que ha realizado la zorra para mantener a salvo al monje. Por último, la vertical más importante de la ilustración es el anzuelo que se desprende desde una viga hasta estar encima de la cabeza de la zorra. Este detalle funciona como símbolo de la captura del personaje en el mundo onírico, dentro de su mente.
Cabe mencionar que esto no sólo se observa en esta ilustración. A través de toda la novela cuando se ilustra a la zorra y al monje, las posiciones de ambos sueles ser similares: posturas verticales para el monje y horizontales para la zorra. Cuando este código se altera, funciona para crear nuevos mensajes y nuevas atribuciones a los sentimientos de los personajes. En este ensayo nos delimitamos al análisis de unasola ilustración para demostrar cómo funciona este código al representar a los personajes principales.
A partir de este análisis podemos observar en algunas ilustraciones de The Sandman: Los cazadores de sueños que el juego de horizontales y verticales se utiliza por el ilustrador para dar un mensaje relacionado con los estados emocionales de los personajes principales y con el contexto representado. Afirmar que Manet influenció las ilustraciones de Yoshitaka Amano sería inverosímil. Sin embargo, se encontraron similitudes en el uso de líneas horizontales y verticales entre Yoshitaka Amano y Èdouard Manet a través del ojo de Michel Foucault.
Bibliografía
Foucault, M. (2004). La pintura de Manet. Barcelona: Ed. Alpha Decay. Trad. Rosser Villagrassa.
Gaiman, N., Amano. Y. (2017). The SandMan. Los cazadores de sueños. México: Ed. Televisa Publishing Internacional. Trad. J. A. Rodríguez Vargas.
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